Égalité! Égalité! Égalité!

Égalité! Égalité! Égalité!
“Es el colmo de la estupidez pretender que los hombres que durante mil años han tenido el poder de reprendernos, desplumarnos y reprimirnos con impunidad, aceptarán, de buena manera, a ser nuestros iguales”. - Jean-Paul Marat

14 de Julio: El Asalto a la Bastilla

Ricardo Fuentes Lecuona - Editor General

El día de hoy se recuerda uno de los sucesos más trascendentales de la historia moderna: la toma de la Bastilla y el inicio de la Revolución Francesa.

La Bastille Saint-Antoine fue construida en París como una fortificación en el siglo XIV, pero eventualmente fue transformada a una prisión a inicios del siglo XV. Por su ubicación y arquitectura, en el siglo XVII, especialmente bajo el reino de Luis XIV, la Bastilla funcionó como el lugar de detención para presos políticos y el centro de operaciones para algunas corporaciones de “seguridad” como la Policía de París.

Este rol en la represión desde el despotismo monárquico convirtió a la Bastilla en un símbolo de la tiranía en Francia, característica de reyes como Luis XVI, casi tan presente en la vida de las y los Parisinos como hoy lo es la torre Eiffel.

Así pues, cuando las tensiones entre el Tercer Estamento y el Ancien régime culminaron con la fundación de la Asamblea Nacional, y el pueblo parisino decidió finalmente acudir a las armas para forjar su propio destino en la historia (y vaya qué destino) su bautismo de fuego ocurrió un 14 de Julio de 1789, con un asalto a aquél símbolo del viejo régimen, de la tiranía y de la persecución. A la vanguardia se encontraban ~900 trabajadores y trabajadoras, principalmente del barrio de Saint-Antoine, cuya meta era la liberación de los prisioneros y la adquisición de la pólvora y el armamento almacenados en la fortaleza. La osadía del asalto, así como su triunfo, abrió las puertas al inicio de la Revolución Francesa, y a todo lo que de ello emana, desde la margarina hasta la filosofía política.

Si bien jamás dejaremos de argumentar sobre cada aspecto, cada implicación, y cada interpretación de lo que pasó en Francia y en el mundo en las 4 décadas entre 1789 y 1820 (así como jamás dejaremos de argumentar de la misma forma sobre la Revolución en México), está (relativamente) claro que el asalto a la Bastilla fue, y sigue siendo, uno de los sucesos más trascendentales en la historia de la humanidad. Ojo, no por la toma de la fortaleza en sí, no por la liberación de los prisioneros en sí, sino por todo lo que ese acto de osadía revolucionaria desencadenó.

Ahora bien, algo que sí debatiré aquí y ahora es que la liberté y la fraternité son inalcansables en plenitud sin que antes se configure la egalité. Hasta que no se demuelan los antagonismos de clase, hasta que no se tome por asalto la configuración del poder y la fuerza, nadie será libre de las cadenas del Capital y el Chauvinismo Social.


Epílogo: cómo París hizo a la Revolución y la Revolución hizo a París

Hace un par de días, la editorial ISKRA BOOKS publicó la más reciente edición de How Paris made the Revolution and the Revolution made Paris, de Jacques R. Pauwels.

En este texto, Jacques R. Pauwels traza la evolución entrelazada de una ciudad y sus revoluciones, revelando cómo las calles, los edificios y los espacios públicos de París fueron moldeados por las fuerzas del levantamiento popular, y contribuyeron a moldearlo. Desde 1789 hasta 1871, y hasta la actualidad, la capital se vio transformada por sucesivas oleadas de revueltas que redefinieron no solo su mapa, sino también sus fundamentos políticos y sociales, lo que a su vez ha tenido influencia en todo el mundo.

Las ciudad que vio el asalto a la Bastilla, la muerte de Luis XVI, las mil y un barricadas, el triunfo y la caída de la Comuna, etcétera, etcétera, ha sido la sede de muchos de los eventos más importantes de la historia revolucionaria en occidente. Sin embargo, esta relación Ciudad-Revolución va en ambos sentidos: mientras las Revoluciones se forjaron en las calles de París, las calles de París se forjaron en las Revoluciones.

Este libro es altamente recomendable no sólo por su relevancia histórica, sino también por sus reflexiones sobre la construcción del espacio y la narrativa.

Agradecemos a ISKRA BOOKS por su amabilidad y apertura, e invitamos a nuestrxs lectorxs a leer la obra GRATIS en modalidad PDF en su página web, o bien adquirir una copia física en la misma plataforma.

How Paris Made the Revolution and the Revolution Made Paris
A lucid, street‑level account of how the French capital and its people forged one another across a hundred turbulent years.

*CALPULELQUE NO recibe algún tipo de regalías o bonificaciones por esta obra.


Esquizofrenia Castrense: “Heredera del ‘68” empodera a la Escuela de las Américas

Ricardo Fuentes Lecuona - Editor General

Hace algunas semanas, la Presidenta de la República y autoproclamada “heredera del movimiento del ‘68”, y actual administradora de la militarización y el empoderamiento del Ejército en la vida pública y privada, tomó la decisión de designar a FRANCISCO JESÚS LEANA OJEDA como comandante del Ejército Mexicano. Aunque parezca poco más que un nombramiento de carrera en ese mundo del que se habla mucho pero se sabe muy poco, este nombramiento implica mucho, mucho más.

Si el nombre recuerda a algo, es por que Leana Ojeda protagonizó un desliz freudiano hace un año, cuando al mando de la 3a región militar (Sinaloa-Durango) declaró que “resolver la situación de la violencia en Sinaloa no depende de las autoridades”. Recordemos que desde septiembre del año pasado, Sinaloa está en un estado de guerra de facto, que le ha costado la vida a miles de personas y ha disparado la inseguridad a niveles nunca antes vistos. (Por ejemplo, Junio del 2025 acaba de romper todos los récords de homicidios en la Entidad, a pesar de todas las medallas que le quieran colgar a la Guardia Nacional en la CDMX).

Más allá del episodio en Sinaloa, este nombramiento demuestra nuevamente las intenciones reales de la clase política: Decirle “soberanía” a la entrega del país a los intereses del poder castrense que ha tenído a nuestra sociedad como rehén desde su incepción.

Un dato tan relevante como preocupante es la participación del nuevo comandante en la Escuela de las Américas. El “Instituto del Hemisferio Occidental para la Cooperación en Seguridad” actualmente situado en el estado de Georgia. Fue fundado en la guerra fría para reforzar la doctrina Monroe Estadounidense. El rol de este instituto en América Latina ha sido el de la alta academia para el entrenamiento de algunos de los más grandes asesinos y represores del hemisferio, a manos de la CIA y el complejo militar-industrial anglosajón. Entre sus exalumnos destacados se encuentran:

Manuel Antonio Noriega, narcodictador de Panamá acusado en múltiples ocasiones de crímenes de lesa humanidad.

Roberto D'Aubuisson, clave miembro del servicio de inteligencia de El Salvador y líder de los Escuadrones de la Muerte, grupo paramilitar pro-estado al estilo Freikorps.

Mario Arturo Acosta Chaparro, uno de los principales arquitectos de la Guerra Sucia en México y ligado al Cártel de Juárez.

Miguel Nazar Haro, titular de la DFS y acusado de orquestrar la persecución durante los gobiernos de Díaz Ordáz, Echeverría y López Portillo.

Leopoldo Fortunato Galtieri, jefe de la junta militar Argentina, a quien se le atribuyen 30,000 desapariciones forzadas durante el terrorismo de Estado.

Vladimiro Montesinos y Santiago Martín Rivas, arquitectos de la represión durante el gobierno de Alberto Fujimori, en el Perú.

Heriberto Lazcano Lazcano, líder de “Los Zetas”, formados por fuerzas especiales del Ejército desertoras, creadas en la guerra contra el EZLN.

Y sí, también Francisco Jesús Leana Ojeda, quien no sólo fue colaborador, sino instructor invitado en la Escuela de las Américas entre 1993 y 1995.

Entonces, bueno. La militarización del Bienestar que viene de los supuestos herederos del 68 premia y absuelve a los carniceros del 68, de la guerra sucia, del Crimen de Iguala y de los crímenes que las fuerzas de “seguridad” continúan cometiendo día con día. ¿Qué más es nuevo?

Esta disonancia cognitiva no es el resultado de la inadvertencia, es el resultado del cinismo. Como lo he dicho en varias ocasiones, nuestra clase política no está realmente interesada en promover la justicia histórica. Cuando marcharon con las familias de Ayotzinapa y gritaron “fue el Estado”, no venía de una convicción moral o ideológica real, sino de una conveniencia oportunista electoral. Su problema con la represión, la militarización y la centralización del poder jamás fue *con* estos hechos, sino con el hecho de que no eran ellos los administradores y benefactores del terror.

Ahora que sí lo son, no hay problema con votar leyes espía, rescatar a Cienfuegos, traicionar la intención civil de la Guardia Nacional, etcétera, etcétera.

Ya es hora de reconocer la falacia de los “tres poderes” por lo que es: un gaslighting para convencernos que el Poder político se rige por reglas, por leyes y por acuerdos en favor de la población. El Estado militar del Bienestar está por encima de cualquier ley por ser acreedor al monopolio de la fuerza, y no se va a alterar esta relación de poder y dominación con votos y peticiones.


Lo que nunca entenderé

Luis Arturo Martínez - Colaborador Editorial

¿Por qué hemos de esperar a que nuestro gobierno insufrible e inútil, haga lo mínimo por el pueblo, mientras más y más niños, jóvenes y adultos desaparecen cada día, mientras ellos se regodean y se indignan cuando les EXIGIMOS que hagan su trabajo?

¿Por qué seguir esperando a los legisladores se mejoren nuestras condiciones laborales, mientras ellos se cobran del erario contentamente sin la necesidad siquiera de ASISTIR a las Cámaras, cuentan con el sistema más para reconocer su asistencia y aún así decenas de ellos les importa un bledo mientras gastan presupuesto público en caprichos?

¿Por qué seguir esperando a que la seguridad mejore cuando se sabe que el mismo gobierno está coludido con los cárteles, pasando a recoger su dinero en sobres amarillos, entregando pantalones abajo al país para sus fechorías? Y no son mitos o propaganda, vivimos y morimos en ciudades como Culiacán y Reynosa entregadas por completo al crimen organizado.

¿Por qué seguir esperando a que pase algo como por arte de magia, que los gobernantes cambien sus vías y que "estaremos mejor", mientras ellos se llenan los bolsillos con nuestros ingresos y nosotros rascamos el fondo del barril, tratando de sobrevivir?

¿Por qué deberíamos seguir esperando a ser "maduros" para tener un cargo público, mientras los autoproclamados se pelean y jalonean en plena cámara, defendiendo a un violador, dando cientos de pasos atrás en el respeto a los derechos de la mujer?

¿Por qué, como jóvenes, nos dejamos socavar y hacernos creer que no podemos ver por nuestros intereses? ¿Por qué esperar a que nos den atole con el dedo , cuando somos totalmente capaces de CREAR un mejor México para todos y todas?

Como joven, nunca lo entenderé.


La Primera Eco-Revolución: El Conflicto de Bougainville

El Desorden - Colaborador Editorial

Cuando se menciona la palabra revolución, lo primero que suele venir a la mente son grandes eventos históricos como la Revolución Francesa, la Revolución Mexicana o la Revolución Rusa. Estos movimientos sociales y políticos transformaron profundamente sus respectivas sociedades, motivados por la lucha entre clases sociales, desigualdad económica, ideologías políticas y el deseo de derrocar regímenes autoritarios. Sin embargo, existe una revolución menos conocida, pero igualmente trascendental, que no se originó por el poder político o las tensiones económicas tradicionales, sino por una causa ambiental: la Guerra Civil de Bougainville.

Este conflicto, que tuvo lugar en una pequeña isla del Pacífico Sur, no solo representa un episodio violento en la historia contemporánea, sino que es también un hito que podría considerarse la primera eco-revolución del mundo. En lugar de luchar por ideologías o dominio territorial, el pueblo de Bougainville se alzó en armas para proteger su tierra, su ecosistema y su forma de vida frente a la devastación provocada por la minería a gran escala.

Lo más sorprendente de esta historia es que ha sido prácticamente ignorada por los grandes medios de comunicación y por buena parte de la comunidad internacional. Posiblemente, durante los años en que se desarrolló el conflicto, el medio ambiente aún no era un tema prioritario ni de interés global. A diferencia de la actualidad, donde la crisis climática, la justicia ambiental y los derechos de los pueblos originarios ocupan espacios importantes en la conversación pública, en aquel entonces estas problemáticas eran invisibilizadas o subestimadas.

Bougainville es una isla montañosa ubicada en el archipiélago de las Islas Salomón, aunque políticamente forma parte de Papúa Nueva Guinea. En la década de 1970, el gobierno de Papúa Nueva Guinea otorgó concesiones mineras a empresas extranjeras, en especial a la multinacional Rio Tinto Zinc (RTZ), una de las compañías mineras más grandes del mundo. Esta empresa, con sede en Australia, estableció la mina de Panguna, una de las más grandes minas de cobre a cielo abierto del planeta.

La operación de la mina trajo consigo beneficios económicos significativos para el gobierno central, pero a costa de enormes impactos ambientales y sociales para la población local. Las actividades mineras causaron contaminación del agua, degradación del suelo, deforestación y desplazamiento de comunidades indígenas. Las ganancias eran distribuidas de manera desigual, dejando a los habitantes de Bougainville en condiciones de pobreza, mientras las élites políticas y empresariales se beneficiaban.

La tensión social fue aumentando con los años, hasta que en 1988 estalló el conflicto armado. Los pobladores, liderados por Francis Ona, un antiguo topógrafo de la mina, formaron el Ejército Revolucionario de Bougainville (BRA). Esta organización insurgente inició una serie de ataques de sabotaje contra la mina de Panguna y las fuerzas militares del gobierno, marcando así el inicio de una guerra civil que duraría una década.

CA diferencia de otros conflictos armados, la lucha del BRA no tenía como objetivo un cambio de régimen político, ni la toma del poder nacional. Su causa era profundamente local y ecológica: detener la destrucción del entorno natural de la isla y proteger los derechos del pueblo originario de Bougainville.

El BRA se enfrentó al ejército de Papúa Nueva Guinea y, más tarde, también a fuerzas australianas, ya que el gobierno de Australia decidió intervenir indirectamente en el conflicto. Esto incluyó la venta de helicópteros militares Bell UH-1, armas FAL, y la autorización para que ciudadanos australianos brindarán apoyo logístico y militar.

Lo notable es que, pese a contar con un armamento limitado y recursos precarios, el BRA logró mantener el control de buena parte de la isla durante el conflicto. Usaron estrategias de guerrilla, reutilizaron materiales e infraestructura abandonada por la compañía minera, y adaptaron herramientas agrícolas para fines militares. Esta resistencia no solo mostró una gran capacidad de adaptación, sino también una profunda conexión del pueblo con su territorio.

El conflicto duró hasta 1998, cuando se firmó un acuerdo de paz que reconocía la autonomía política de Bougainville. Posteriormente, en 2005, se estableció el Gobierno Autónomo de Bougainville, y aunque Francis Ona no participó en las negociaciones finales (se declaró “Rey de Bougainville” en 2004 y vivió aislado hasta su muerte en 2005), su figura sigue siendo central como líder de esta eco-revolución.

La mina de Panguna permanece cerrada hasta hoy, y el pueblo de Bougainville ha mantenido su compromiso con un modelo de desarrollo más sostenible. En 2019, se llevó a cabo un referéndum en el que más del 97% de la población votó a favor de la independencia total de Papúa Nueva Guinea, aunque el proceso aún se encuentra en negociación.

La guerra civil de Bougainville es, sin duda, una de las primeras revoluciones ecológicas de la historia contemporánea. Fue un levantamiento originado no por el deseo de conquista ni por ideologías políticas, sino por la necesidad urgente de proteger la tierra, el agua, la biodiversidad y la dignidad cultural frente a los abusos de las grandes corporaciones extractivas.

Es preocupante que tan pocas personas conozcan este conflicto. La invisibilización mediática demuestra cómo los intereses económicos pueden callar historias que cuestionan el modelo dominante de crecimiento basado en la explotación de la naturaleza. Sin embargo, hoy más que nunca, historias como la de Bougainville deben ser contadas.

Vivimos en una era donde las tensiones por el acceso a recursos naturales continúan creciendo: agua, minerales, bosques y tierras fértiles se han convertido en fuentes de disputa en todo el planeta. Los pueblos indígenas siguen siendo los principales defensores de la biodiversidad global, pero también los más amenazados por la expansión industrial y el extractivismo.


Para nuestrs lector*s en Monterrey:

Están tod*s invitad*s a la presentación de libro a cargo de nuestro Editor General:

La Performatividad Constituyente de la Violencia Revolucionaria: México 1910-1920.

27 de Julio, 13:00 horas.

Allende 1223, Centro, Monterrey. Espacio Cultural El Nejayote.

Información por DM a @Bruma.mty en instagram.