SOBRE LA SITUACIÓN POLÍTICA DE LA LUCHA DEL CAMPO

SOBRE LA SITUACIÓN POLÍTICA DE LA LUCHA DEL CAMPO

Ricardo Fuentes Lecuona - Editor General


La Junta Revolucionaria del Estado de Morelos, no admitirá transacciones ni componendas políticas hasta no conseguir el derrocamiento de los elementos dictatoriales de Porfirio Díaz y Don. Francisco I. Madero; pues la Nación está cansada de hombres falaces y traidores que hacen promesas como libertadores pero que al llegar al poder, se olvidan de ellas y se constituyen en tiranos. - Artículo 5° del Plan de Ayala.

Llevo rato queriendo escribir este artículo, en atención a una situación que ha estado presente en nuestro movimiento, más sus implicaciones se han acelerado en los últimos meses: la “cuestión política” de la lucha del campo.¿A qué me refiero con esto? - Me refiero a la participación o inclusión de elementos políticos (partidistas-electorales) en las filas del movimiento, un debate presente desde el primer día hasta hoy.

Antes de abordar el tema de fondo, quiero hacer una serie de anotaciones para dar contexto sobre la posición en la que nos encontramos, la naturaleza de la causa, y su relación con el resto de la realidad política de nuestra sociedad (en la historia, el presente y el futuro).

1) Las luchas sociales no buscan elevar a una persona al poder, sino hacer cumplir los principios básicos de la dignidad humana.

Quiero recordarnos que la vastísima mayoría de las luchas sociales NO son pugnas por el poder político. Veamos algunos ejemplos: La lucha estudiantil, de las madres buscadoras, de las mujeres, etc, no tienen como meta elevar sus miembros a cargos de la administración pública, sino cumplir con su misión: la educación libre, encontrar a sus familiares, poner fin a la violencia, etc.

La partidocracia (el reino de los partidos) en la política mexicana nos ha convencido que los cambios en la vida pública deben llevarse a cabo a través de la vía política-electoral (eligiendo líderes para mandar a los congresos y a las alcaldías, etc). Sin embargo, la experiencia de la historia nos demuestra lo contrario: votemos por quien votemos hay cosas que no cambian.

Recordemos, además, que estas luchas, al no tener una aspiración político-electoral, son generalmente ajenas a quién está en el poder: Hemos alzado la voz contra gobiernos del PRI, del PAN, de Morena, etc. Para los movimientos sociales no es una cuestión de quién está en el poder, sino qué hace con él. Ahora, los partidos políticos SÍ tienen como una meta expresa elevar a sus miembros al poder: ese es su fin, ganar elecciones, para ellos sí es una cuestión de quién está en el poder.

2) Saber cómo lidiar con los partidos.

El movimiento está presente siempre, el rol de los partidos es meramente una coincidencia temporal. (Me refiero a que el partido en el poder en algún momento dado cambia. Ahora tenemos a Morena, pero eso puede cambiar, y no necesariamente cambiarán las condiciones de la lucha.)

Nos haría daño que el publico piense que somos un movimiento “anti-morenista”, en gran medida porque el morenismo goza de mucho apoyo con el público, y ser identificados como tal nos perdería gran apoyo y simpatía.

Al lidiar con los partidos que están en el poder, damos la impresión de que estamos en contra del partido y de sus líderes (por que eso es lo que hacen los partidos de la oposición), cuando en la realidad para nosotros no es un tema de partidos o líderes, es un tema de principios.

Para ello hay que evitar acusar a los líderes del morenismo en lo personal, ya que nuestro enemigo no es necesariamente el morenismo: El problema no es el Gobernador, o la Presidenta, o su partido político, el problema es la forma en la que se priorizan las decisiones de Estado. Si mañana hay otro Gobernador(a) u otra Presidenta(e) con otro partido, y las cosas siguen igual, no habrá cambiado nada en cuanto a nuestro movimiento.

Sobre los precios de garantía, creo que sí se vale señalar personalidades, en parte porque fueron estas personalidades las que en campaña nos prometieron un precio y luego nos dieron la espalda, ahí el origen del problema fue una transa electorera, así que por naturaleza es válido señalarla como tal. PERO hay que ser cuidadosos, hay declaraciones que nos hacen más daño que beneficio: “es que ESTE gobierno...”, “ANTES se hacía así y teníamos tal”, por que ya ahí va implícito que se está favoreciendo a un modelo de partidos sobre otro.

Por esto es fácil para el gobierno ahora llamarnos “prianistas”, como ya lo hizo López Obrador durante la toma del aeropuerto. Sin embargo, ante estas declaraciones debemos siempre contestar en la negativa: explicarle siempre a la prensa que no representamos una lucha partidista electorera, que si acusamos a un gobierno de algo es por sus acciones y no por sus ideologías.

Debemos evitar ser asociados con los partidos políticos de oposición, en primer lugar porque carecen de apoyo popular, cosa que nos haría perder apoyo a nosotros, y en segundo lugar porque nuestra meta es fundamentalmente distinta a la de ellos, cosa que nos descarrila. Muchos partidos políticos ven en las luchas sociales una herramienta para ganar simpatía y votos, lo vimos con Morena y los precios del maíz, y lo hemos visto mucho con el PRI-PAN y nuestro movimiento, en el que se acercan algunos (no todos) líderes políticos con intenciones electoreras y no genuinas.

Los partidos polítcos son muy buenos para cooptar causas sociales: dividen a sus miembros por ideología, prometen puestos de gobierno a cambio de apoyo, y se amarran de nuestras movilizaciones para impulsar sus campañas. Esto lo hemos visto con TODOS los partidos, no sólo ahora con la oposición, el hecho de que hoy son el PRI y el PAN es, de nuevo, una coincidencia temporal.

Creo que este es el principal riesgo a nuestra causa: pensar en lógica de partidos políticos indudablemente nos va a dividir, ya que hay simpatías ideológicas muy diversas. Si nos hacemos “anti-morenistas” habrán miembros en nuestras filas que simpatizan con el morenismo y nos dejarán de lado, lo mismo si hacemos lo contrario con la oposición.

3) Recordemos nuestra historia

Hay que recordar que el Plan de Ayala se promulgó justamente por que el político traicionó su alianza con el campesino. Los campesinos de México llevaron a un hombre al poder, quien luego les dio la espalda. Ante esto, la Junta Revolucionaria de Morelos decidió cortar con la politiquería electorera. Hasta cierto punto, estamos parados en el mismo lugar y no debemos cometer el mismo error.

La bandera del político es por reacomodar el poder, la nuestra es por rescatarnos de la miseria, por poner pan en nuestra mesa, por darle al sector la diginidad que merece. No estoy diciendo que no existen políticos con buenas intenciones, pero la experiencia de la historia nos ha demostrado que en la mesa no podemos comer buenas intenciones, que el campo no lo podemos regar con buenas intenciones: necesitamos pan, agua, etc.

Los que nos heredaron esta lucha lo aprendieron por las malas, y sería una tragedia caer en ese mismo error otra vez, sabiendo ya lo que pasa. Nuestro movimiento debe de tener en cuenta su historia: no debemos permitir que se nos use como plataforma electorera porque perderemos nuestra independencia política, perderemos nuestra identidad, y perderemos nuesto camino.

Creo que es momento de vernos en el espejo y darnos cuenta que aún hay tiempo para salir del enredo político:

Primero, hay que proteger nuestras filas de politiquerías electoreras: no más logos o eslogans de partidos o sus instituciones, especialmente durante tiempos electorales, no más selfies con políticos. Si un político quiere participar, lo debe hacer de forma consultiva y como persona privada, como ejidatario, comisario, etc, no como miembro de un partido, cuando esto no se cumpla debemos recordárselo al movimiento y a la prensa: si quieren ayudar adelante, pero no como políticos o partidos, porque esta lucha no es parte de una política electoral.

Segundo, hay que proteger nuestra imagen en la prensa: debemos recordarnos a nosotros y a los medios que el enemigo no es una persona, o un partido, sino que nuestro enemigo es el hambre, es la sequía, etc, y que estamos exigiéndole al gobierno que cumpla con lo que está obligado, pero no en términos partidistas; no se lo pedimos al gobierno por que es de Morena, sino por que es el gobierno y punto. La prensa sabe cómo dividir, sabe como sacar frases e ideas de contexto para promover una narrativa falsa, no hay que darles herramientas para ello.

Tercero, hay que recordarnos a todos y todas que esta lucha no fue, no es, y no será por cargos públicos, por nombramientos y demás: la lucha es por la supervivencia digna del campo, no debemos permitir que nos seduzcan con promesas de cargos y nombramientos. Debemos sacar a la luz cada intento de cooptar el movimiento con intenciones electoreras o de imagen.

A los/as morenistas en el movimiento: el problema no es con ustedes, con su partido, ni con sus líderes, es con el hambre. Sus líderes, por estar en el gobierno, están obligados a cuidar y promover el bienestar en el sector, por eso les exigimos, no porque sean morenistas, sino porque son el gobierno. Les pedimos que no nos vean como enemigos.

A los/as priístas y panistas en el movimiento: sabemos que hay una estructura campesina importante que viene de algunas organizaciones y la valoramos. Sin embargo, no podemos permitir que se confunda la lucha de todos nosotros con las estrategias político-electorales de algunos líderes de sus partidos, porque caemos en el riesgo de perder todo todos. Les pedimos que no nos vean como estrategia electoral.

A los/as apartidistas en el movimiento: es nuestra responsabilidad recordar que los partidos son un hecho y que ahí van a estar y es imposible no interactuar con ellos, pero hay que tener cuidado de nunca presentar al movimiento como un movimiento que prefiere a un partido sobre otro, que critica al partido y no al gobierno, etc.

A todos/as: el porvenir del campo y el sustento de la vida, el futuro de las próximas generaciones, y la justicia social en Sinaloa y México depende, en gran medida, de que mantengamos un frente unido, ajeno a las telarañas polítiqueras y a las peleas internas que de ahí nacen.

No cometamos los errores del pasado.