UN CABALLO PÁLIDO, SU JINETE: LA CODICIA

UN CABALLO PÁLIDO, SU JINETE: LA CODICIA

El apocalipsis - el fin de nuestra civilización - llegará cuando hayamos permitido que el Gran Capital y sus administradores destruyan no solo lo que es bello y práctico, sino lo que es necesario y fundamental, por dinero. Y será ahí, cuando no haya nada más que dinero, que nos daremos cuenta, demasiado tarde, que nunca valió la pena, a menos que hoy pongamos fin al culto del crecimiento insaciable, el acaparamiento, la destrucción y la codicia.

“Cuando se tale el último árbol, se pesque el último pez, se contamine el último río y cuando respirar todo el aire resulte nauseabundo, se darán cuenta, demasiado tarde, de que la riqueza no está en las cuentas bancarias y que el dinero no se puede comer.” -Alanis Obomsawin

Agua, Poder y Conflicto: La Gobernanza Ambiental en Crisis en el Norte de México

María Ávila - Colaboradora Editorial

A principios del 2021 se comenzó a extender una condición de sequías en la mayoría de la república mexicana, mucho más intensas y prolongadas que en las últimas décadas. Aproximadamente el 85% del país cayó en condiciones graves de sequía para abril del mismo año.

Los grandes cuerpos de agua se redujeron drásticamente, de manera que los recursos de agua purificada se fueron agotando, afectando el abasto urbano, así como la producción agrícola e industrial. Incluso el alcalde de la Ciudad de México describió este momento como la peor sequía en los últimos 20 años (Earth Observatory, 2021).

De acuerdo con National Geographic (2024), fenómenos como “La Niña” –acontecimiento del océano Pacífico que se ocurre cuando bajan las temperaturas del agua en la superficie y se alteran los patrones provocando cambios en los vientos y el clima en varias regiones del mundo– intensificaron esta crisis, al provocar cambios extremos de temperatura y precipitación. Desde 2020, se comenzó a vivir este fenómeno generando una crisis por medio de olas de calor, intensificación de lluvias, inundaciones, y sequías prolongadas que persistieron hasta el 2024.

El problema del agua en el norte de México, particularmente en Monterrey, no fue solo la cuestión del clima. Sino también un reflejo de decisiones políticas, prioridades económicas y desigualdades sociales. No solo se trató de la falta de agua, sino de cómo se gestionó esa escasez, quiénes tuvieron acceso al agua y quiénes quedaron al margen.

El poder entender esta situación implica mirar más allá del fenómeno natural y preguntarse ¿quién controló el recurso?, ¿quién tomó las decisiones? y ¿por qué se favorecieron los intereses de un grupo en específico sobre el bienestar común? Este artículo de análisis busca explorar la dimensión política de esta crisis, donde el poder desempeñó un papel fundamental.

La crisis del agua en el norte de México no solo evidencia una emergencia ambiental, sino también una disputa por el control y la distribución de un recurso vital. Desde el análisis político, el acceso al agua no se puede reducir a simplemente “tener agua”, ya que involucra relaciones de poder entre actores con capacidades muy distintas para influir en las decisiones —incluso si estas son desiguales—.

Schmitter y Blecher (2022) definen el poder como “la capacidad de hacer que otros hagan lo que queremos que hagan, cuando no desean o no eligen hacerlo” (pág. 20). En el contexto de esta crisis, esta capacidad se reflejó en la manera en que el gobierno del estado y ciertos grupos empresariales determinaron de forma caprichosa —por decirlo así— el uso del agua, priorizando sus intereses por encima del bienestar colectivo.

De igual manera, Enrique Dussel, en su libro Política de la liberación (2007), distingue tres formas fundamentales en las que se presenta el poder: 1) el poder sobre, que es la dominación del otro; 2) el poder para sí, una forma centrada en el interés individual; y 3) el poder con, que se construye desde la cooperación y el consenso entre distintos actores.

En el caso de Monterrey, predominó lo que Dussel denomina el poder sobre, por el cual se impusieron decisiones verticales sobre el uso del agua, sin haber generado espacios reales de participación para la sociedad civil ni para las comunidades que más serían afectadas.

Las decisiones tomadas por parte del gobierno durante los meses críticos de la sequía en 2022 favorecieron a industrias —como las cerveceras—, mientras que zonas urbanas vulnerables enfrentaban cortes diarios de hasta 12 horas (BBC, 2022). Estas acciones no fueron casuales, sino que estuvieron influenciadas por relaciones asimétricas, en las que ciertos actores impusieron su voluntad gracias a su poder económico y/o cercanía con el poder político.

Bartolini (2018) plantea que el poder político no solo es el resultado de la acción del Estado, sino también de su interacción con actores socialmente relevantes que compiten por recursos, apoyo y legitimidad. En este caso, las grandes empresas no solo contaban con recursos financieros, sino también con influencia, legitimidad pública y vínculos con las estructuras del gobierno, lo que les aseguró mayor acceso y protección ante la crisis del agua. La ciudadanía, por otro lado, se enfrentó a un sistema cerrado, donde su participación fue limitada y sin canales efectivos de intervención.

También se manifestó claramente el poder coercitivo, mediante el cual el Estado impuso decisiones a través del control físico y simbólico del recurso. Esto podría denominarse una especie de “militarización” del agua, ya que se desplegó vigilancia para evitar robos o tomas no autorizadas. Lo anterior también revela la existencia de clivajes sociales —divisiones por género, clase, territorio, entre otros—. Estas fragmentaciones determinaron cómo se distribuyeron los recursos, o, mejor dicho, quién sí tenía derecho a ellos. Las diferencias de clase y territorio en Monterrey definieron la forma en que se vivió la escasez mientras que en zonas residenciales el recurso se mantenía intocable, las colonias populares pasaban días enteros sin una sola gota de agua.

La dinámica de las diferencias sociales no solo es evidente en cuanto a las acciones de las instituciones o el gobierno, sino también su discurso público. No solo el gobierno, sino los medios de comunicación utilizaron el discurso público para señalar a los ciudadanos como los responsables de la problemática de escasez por su “mal uso” del agua, de esta forma quitando la atención de la responsabilidad de las industrias.

La crisis del agua en el norte de México reveló mucho más que una emergencia climática: puso en evidencia el funcionamiento del poder político y las desigualdades estructurales en la toma de decisiones. El manejo del agua fue realmente desigual, y lejos de fomentar soluciones por medios democráticos, se reforzaron prácticas de arriba abajo, autoritarias y excluyentes. Si en realidad se busca garantizar el acceso justo y equitativo al agua, aunque por el momento no estemos en una crisis total pero no nos garantiza que en un futuro cercano no lo estaremos, es urgente repensar los mecanismos institucionales y abrir espacios reales de participación ciudadana. La defensa del agua es también una defensa de la democracia.

Bibliografía:

Earth Observatory. (2021). Widespread drought in Mexico. Earth Observatory. https://earthobservatory.nasa.gov/images/148270/widespread-drought-in-mexico

National Geographic. (2024, April 8). ¿Qué es el fenómeno de La Niña? La temperatura de las aguas del Océano Pacífico está vinculada a fenómenos atmosféricos que afectan a todo el planeta. National Geographic. https://www.nationalgeographicla.com/medio- ambiente/2024/04/que-es-el-fenomeno-de-la-nina

BBC News Mundo. (2022, 30 de julio). Monterrey: la grave crisis de falta de agua en la segunda ciudad más poblada de México. https://www.bbc.com/mundo/noticias-america- latina-62359729

Dussel, E. (2007). Política de la liberación: Historia mundial y crítica. Madrid: Editorial Trotta.

Schmitter, P. C., C Blecher, M. (2022). Conceptos clave de la política comparada. México: Fondo de Cultura Económica.

Bartolini, S. (2018). El espacio de la política: De la estructura a la acción. Buenos Aires: Siglo XXI Editores.


Nuevo León y el agua ¿derecho o privilegio?

Valeria Bandt Anaya -Colaboradora Editorial

Para entender un poco la importancia del Derecho Humano al acceso al agua, se debe entender que está inmerso en el universo del Derecho a un Medio Ambiente limpio y sano; agua limpia significa salud, significa cultivos y comida de calidad, significa vida para los ecosistemas y por lo tanto calidad de vida para todas las personas.

El acceso desigual y poco equitativo al agua no sólo demuestra que las autoridades están fallando en su obligación de abastecer sino también es evidencia de una fuerte brecha social entre las distintas áreas de la ciudad y las zonas donde se encuentran los intereses de las grandes industrias.

El acceso al agua se describe como uno de los pilares fundamentales para el desarrollo de los países y de sus sociedades y, en consecuencia, de los Derechos Humanos de los habitantes. El hecho de que este Derecho Fundamental sea respetado da paso al acceso a Derechos Humanos como los son la salud y el medio ambiente sano, etc.

El acceso al agua limpia y potable es un Derecho Humano reconocido en el artículo 4 párrafo 8 de la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos, así como lo son el papel y obligación de las autoridades en esta materia. Dicho lo anterior, se podría decir que hay una fuerte discrepancia entre la Carta Magna y la realidad que vive el Estado de Nuevo León respecto a la falta de agua que presentan muchas colonias en la ciudad.

Un ejemplo de lo mencionado anteriormente es lo que acontece en el municipio de Allende, a unos 50 km de la ciudad de Monterrey; En esta localidad se han presentado protestas por la falta de agua y la contaminación de los cuerpos hídricos que hoy despiden olores fétidos a toda la población que vive cerca a ellos.

En otros municipios como García, que es considerado como uno de los municipios más afectados por la sequía y la contaminación del agua, hay colonias enteras que han pasado de dos a tres días sin suministro de agua, mientras que otras llevan hasta seis meses sin suministro. Esta situación ha obligado a miles de familias a recurrir a empresas privadas surtidores de agua y garrafones o a acceder a tinacos comunitarios.

Ambas situaciones han puesto una carga extra en los bolsillos de miles de familias que hoy tienen que destinar un presupuesto a la compra de agua, demostrando un incumplimiento con el compromiso y la obligación de garantizar acceso efectivo al agua por parte de las autoridades.

Invito a la sociedad civil a cuidar el agua desde nuestros hogares, pero también a señalar y exigir a las autoridades que se cuide, se proteja y se actúe tajantemente contra el uso indiscriminado de este líquido. Utilicemos nuestra voz como sociedad para proteger lo que es de todos y nos afecta a todos. Insto a las autoridades del Estado de Nuevo León y de nuestro país a ver más allá, a pensar a futuro, a ser objetivos y justos con los espacios naturales y la protección de especies.

El mundo y la naturaleza son nuestro hogar y dependemos de ellos, si no los cuidamos, si no luchamos por ellos no tenemos nada, no somos nada.

Valeria Bandt Anaya


Una nota sobre la elección judicial

Ricardo Fuentes Lecuona - Editor General

[Su idea de Democracia] Es decidir cada pocos años qué miembros de la clase dominante van a reprimir y aplastar al pueblo a través del parlamento. - Vladimir Ilích (Lenin)

En los últimos días, la discusión en torno a la elección judicial generalmente se ha dividido en los siguientes campos: Quienes impulsan la participación y quienes impulsan la abstención (por la razón que sea). Evidentemente hay subgrupos, por ejemplo hay quienes impulsan la participación por oportunismo político, porque pertenecen o creen pertenecer a la clase política dominante que impulsó esta reforma en primer lugar, mientras otros impulsan la participación por “convicción democrática”, por la creencia en que es responsabilidad de la ciudadanía participar, que es mejor que la negativa, que “no se vale quejarse del gobierno si no votas”, o corrientes afines.

Entre los abstencionistas también hay diversidad. En primer plano está el conservadurismo reaccionario que se abstendrá por ser una “elección morenista”, porque “la justicia no se debe poner a votación”, por “ser la legitimación de un golpe de estado autoritario”, o cualquier otra rabieta ridícula característica de ellos. Sin embargo, entre los abstencionistas habemos quienes aseguramos que NO VOTAR no solo ES una postura política, sino que es la ÚNICA postura política que ve más allá de las reglas del juego impuestas por el poder, que entiende que la democracia no es un monopolio del Estado.

Se cree que elegir entre A y B cada tantos años es democracia, y no, por ejemplo, la democratización del trabajo, de la producción, de la propiedad, etc. Es muy fácil, para el Estado y el establishment, usar el voto para entorpecer a las exigencias sociales “pues en la siguiente elección voten por representantes que les apoyen” - nos dicen los “Expertos” todos los ciclos antes de que los “representantes” nos traicionen en las Cámaras y las Secretarías (¡Y próximamente también en las cortes!) También es muy conveniente para la clase política culpar al pueblo por “votar mal” o, ahora, “por dejar que les roben el voto”, para excusar sus décadas y generaciones de dolo criminal y mal manejo.

A los ideólogos de partidos políticos oficiales no tengo nada que decirles, pero a lxs pensadorxs críticxs, les recuerdo: Es una mentira que no existan otras formas de participar políticamente o de ejercer la voluntad popular. CALPULELQUE es prueba viviente de la acción directa, de la lucha en las calles, los palacios de gobierno, las casetas y los aeropuertos, que en un par de meses lograron lo que cien millones de papeles en cajas de cartón jamás pudieron.

Les invito cordialmente a no participar.


Conflictos de interés en la capital del Capital

Ricardo Fuentes Lecuona - Editor General

Monterrey - esta gran urbe en la cual el colono vio uno de los valles más bellos del mundo, rodeado por las montañas más impresionantes, y cortado por un río sano y vital, e inmediatamente pensó “¿cómo podré destruir todo esto para hacer dinero?”

Por generaciones así fue, como dijo Hemingway, primero gradualmente, y luego de repente. Acompañados de la industrialización, los barones (y varones) capitalistas, han extraido las vastas riquezas de este valle, con la explotación del trabajador precarizado en su condición de migrante, indígena, etc., en una mano y en la otra una muy lucrativa relación con la clase política que hace y ejecuta (o no) las reglas.

De hecho es un error hablar de la élite económica regiomontana y de la clase política como si fueran dos entes, incluso aliados. Realmente, como en gran parte del país, la élite trasciende a la esfera política, y en cierta forma la emplea como administradora de los intereses de sus capitales frente a las masas.

Las teorías de la democracia liberal tradicional nos dicen que los líderes electos por medios democráticos, dentro de “sistemas de reglas, controles y equilibrios” tendrán el interés de la población general en el desarrollo de sus funciones. Pero, ¿es así?

Lo interesante de muchas de estas reglas y equilibrios es que no existen en la realidad tangible. Por ejemplo, no hay un mecanismo real que prevenga que un legislador (o 30) olviden el intrés de sus representados y sean persuadidos por grupos que legalmente ejercen la corrup... - perdón, el -“cabildeo”-. Y aunque existiera una ley, para regular, por ejemplo, este tema del “cabildeo”, es curioso que el órgano encargado de elaborarla sería el mismo Congreso. ¿No hay un conflicto de interés ahí? ¿Será por eso que esta materia generalmente no se habla, no se discute y sobre todo no se regula?

De vuelta al tema ambiental. ¿Quienes conforman las entidades que en teoría deben de vigilar el cuidado del medio ambiente en la ciudad? Es una materia concurrente, pero en la que participan muy activamente (o no) los niveles municipal y estatal. ¿Y quienes conforman las filas de estos niveles? Los administradores al servicio del Capital, al servicio de quienes financian sus mítines, les dan espacios en sus universidades y medios de comunicación, les acarrean a sus votantes, etc, etc.

¿Qué pasa entonces cuando megaempresa X comete un ecocidio y envenena a comunidades enteras por su desinterés en adoptar medidas de seguridad para “cortar gastos”? ¿De verdad se les va a sancionar? ¿Es coincidencia que a) los medios locales sean tan penosos para reportar sucesos de destrucción ambiental por negligencia o dolo empresarial; b) el Estado rara vez actúa sino hasta que la población ya “viralizó” uno de estos supuestos; y c) son contadísimas las ocasiones en las que un magnate haya enfrentado consecuencias más allá de multas moderadas?

Imaginémonos ahora, que esta élite empresarial ha visto un empoderamiento tremendo desde los años 90 gracias al Tratado de Libre Comercio con EEUU y Canadá, (y similares con Japón y Corea) en el sector automotriz. ¡Buenísimo! Aquí podemos producir más vehículos con mano de obra más barata (porque los empleos son precarios y explotadores, con muchas más horas y menos sueldo que el resto de la OCDE) y con reguladores con los que “nos entendemos ;)”

El resultado: Una ciudad pensada para que la habiten carros, no personas. Añádase una pizca de chauvinismo, racismo excepcionalista y aspiracionismo con esta ilógica de “los regios somos más como los ‘americanos’ y allá no usan transporte público porque todo el mundo trae carro”, y tenemos las condiciones perfectas para manufacturar el consentimiento suficiente y continuar la destrucción del ambiente en favor de la acumulación de capitales de “los jefes”.

Solo un detalle, una sociedad con tanto acaparamiento y acumulación genera tremenda desigualdad, y la tremenda desigualdad genera críticas. Estas críticas han tomado mucha fuerza a pesar de los esfuerzos de las autoridades de cooptarlas, de silenciarlas, y de ignorarlas. Colectivos empoderados han abanderado la defensa del ambiente, y en particular del Río Santa Catarina en los últimos años con un fervor admirable, desde la urna hasta la marcha.

Consideramos fundamental oponerse en cada instancia, a cada paso del viaducto elevado planeado en el Río y por eso invitamos a la población a no detener su oposición y agitación en el caso de que las autoridades, en su conflicto de interés, permitan e incentiven el proyecto. Detener el viaducto no sólo es detener la “luz verde del proyecto” sino, evidentemente, detener el viaducto. Si las peticiones no bastan, tocará la protesta, y así, y así...

Queremos un río en el río.

Tendremos un río en el río.